Judith Schönsteiner
Alemana, vive en Chile y es miembro de la CVX adultos. Cientista Político por la universidad Johannes Gutenberg, de Mainz, Alemania, y Doctora en Derecho por la universidad de Essex, Reino Unido. Académica, especialista en derecho internacional y derechos humanos.
Una teología y el anuncio del Evangelio ante la “pobreza con rostro de mujer” no es posible sin una real y verdadera participación de la mujer en la teología misma y en la toma de decisiones en la Iglesia. Así se lograría que no sea una teología sobre nosotras, sino una teología hecha por nosotras y con nosotras, y concebida especialmente, para las que más sufren de violencia y pobreza.
Escuchando y anunciando como mujer: nuestro lenguaje litúrgico
Actualicemos el lenguaje litúrgico, en estos pequeños, grandes detalles que no cambian la Buena Noticia, pero la hacen más accesible para nosotras: si se invitara a “hermanas y hermanos” a escuchar la lectura, si el sacerdote dijera “dichosas y dichosos quienes se acercan a la mesa del Señor”, si revisáramos los cantos para usar palabras inclusivas en vez de sólo su forma masculina, no digo que cambiaría el mundo, pero sí, a lo mejor, la conciencia de cómo la mujer participa en la liturgia y en la Iglesia.
Las Diaconisas de Hoy
Muchas son las mujeres que hoy contribuyen de manera importante a la Iglesia, entregando un testimonio claro, transparente y valiosísimo del mensaje de Jesús. ¿Que pasaría si llamáramos a esas mujeres por su nombre? Ellas son las diaconisas de hoy, a quienes la Iglesia podría ayudar tremendamente en su ministerio si les encargara mostrar el amor de Dios también a través de algunos de los sacramentos. ¡Especialmente aquéllos que se basan en relaciones personales más sostenidas!
Europa y los refugiados: sobre el miedo y la acogida
Provoca miedo que europeos y refugiados no estén a la altura de acoger o ser acogidos, que como respuesta a los atentados se expulse, o que las sociedades se dejen influenciar por populistas y nacionalistas. Ante todo esto, ¿hay esperanza en la grandeza de Europa?
Amoris laetitia: Construir desde la realidad de las familias
Es cierto que el Papa no destaca en Amoris Laetitia la discriminación que sufre la mujer en la Iglesia, que en la unión homosexual podría haber reflejos de amor de Dios, no explicita que Humanae Vitae no ha sido confirmada por la práctica de los fieles. Sin embargo, Amoris Laetitia invoca a la misericordia, la acogida, al acompañamiento, sobre todo, desde su propuesta meditativa.
Cambios en la visión de la familia: la Relatio del Sínodo
La Relatio del Sínodo hace un esfuerzo para describir las distintas facetas de la familia. Además, da cuenta que el ideal de familia católica no se vive en muchos lugares y situaciones. Con esto reconoce que nadie nace en una vocación, sino, que nos acercamos a ella viviendo dolorosa y gozosamente el Reino de Dios que ya está en medio nuestro.
El Año de Gracia, el Año de Misericordia
Recordamos la misericordia de Dios con los hombres y las mujeres de hoy. ¡Cuánto la necesitamos! Guerras, injusticias, desigualdad, violencia, discriminación, mezquindades y mentiras. Dios derrama su misericordia sobre todos y todas. Esta es la Buena Noticia. El Papa lo dijo así: "Debemos anteponer la misericordia al juicio y, en cualquier caso, el juicio de Dios tendrá lugar siempre a la luz de su misericordia".
La verdad nos hará libres
Sueño que podamos aprovechar la oportunidad de la baja popularidad de la Iglesia, la oportunidad del cuestionamiento público, la oportunidad del escándalo, para parar. Para volver a la fuente de la misericordia de Dios y preguntarnos: ¿Dónde hemos colaborado con el mal? ¿Dónde está nuestro pecado?
Violaciones a los DDHH: Juicio, verdad y reparación
Manuel Contreras murió sin contribuir a una de las demandas más básicas de los familiares de las víctimas: el derecho a la verdad. Sin embargo, no era el único que sabía. Las Fuerzas Armadas se quedan con la obligación internacional de entregar la información que poseen sobre las violaciones a DD.HH ocurridas.
Cuando las injusticias nos paralizan
Es normal que nos toque el corazón lo que le pasa a nuestros hermanos. Pero, también, es necesario que Dios nos mueva los brazos, el cerebro y los pies. Que nos dé lucidez y sabiduría para escoger nuestras luchas y nuestras acciones contra la injusticia. Que nos metamos de una vez por todas en la tarea ardua de cambiar las estructuras que parecen inamovibles.
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